La gripe aviar se expande por la Antártida más de lo esperado

MADRID.- Un equipo de científicos ha confirmado catorce nuevos casos positivos del virus de la gripe aviar altamente patogénica (HPAI H5N1) en pingüinos, palomas antárticas y lobos marinos, lo que indica que la expansión del virus en la región austral es mayor de lo esperado.

La presencia del virus en la Antártida fue confirmada el pasado febrero por un equipo de investigadores del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMS-CSIC), en Madrid, que, pocos meses después, el pasado julio, confirmaba el primer caso de este virus en un mamífero (un elefante marino).

Los catorce nuevos casos positivos se han confirmado ahora al repetir los análisis de muestras de animales recogidas por la Expedición Australis, un proyecto internacional con participación del CBMS para rastrear la presencia del patógeno en la península antártica y la zona norte del mar de Weddell.

Para los científicos, este hallazgo refleja una importante dispersión del virus al norte de la península antártica, lo que supone una amenaza para la conservación de la fauna salvaje.

El hallazgo se ha presentado en el Scientific Committee on Antarctic Research (SCAR), la mayor conferencia científica mundial sobre ciencia antártica que se celebra en Chile entre el 19 y el 23 de agosto.

El equipo del CSIC liderado por Antonio Alcamí ha expuesto los datos iniciales que confirmaban la presencia de gripe aviar altamente patogénica en muestras de 13 skuas (págalos) y un elefante marino, un hallazgo al que hay que sumar otros dos casos reportados por equipos científicos chilenos y británicos.

«Estos resultados indican que el virus ya se ha transmitido a varias especies animales y es posible que cause altas mortalidades en el próximo verano austral, especialmente en pingüinos, con un efecto devastador», advierte Alcamí.

Por ahora, el patógeno se ha encontrado en catorce animales, incluyendo pingüinos, skuas, palomas antárticas y lobos marinos.

Dispersión hacia el norte

En abril, los científicos encontraron más de 500 cadáveres de pingüinos de Adelaida, en la isla antártica Heroína, en el mar de Weddell, lo que sugiere que el virus de la gripe aviar podría haber causado muchas de estas muertes.